jueves, 26 de noviembre de 2020

El peo de Manué

 

De Sol Acosta Puertas,  colaboradora en contarenbreve.




EL PEO DE MANUÉ”, una historia de mi abuela que merece la pena leer...

Mi abuela, natural de Mairena del Alcor, una de las personas más graciosas, alegres y sabias que jamás conocí, junto con su hermana Remedios, de igual talante y cualidades, siempre tenían una historia para cualquier ocasión, historias divertidas con moraleja de fondo que han pervivido a través de los tiempos en nuestras memorias y que hacen que sigan vivas ya que ellas mismas, una vez contadas estas historias,  las convertían en anécdotas adaptadas a diferentes situaciones de la vida diaria. Hoy se me antoja contarles una, quizá de las que más nombramos, la resumiré porque ellas podían estar horas contándola, añadiendo personajes y personajes a la historia, allá va: 

“EL PEO DE MANUÉ”:
Manuel que se había comprometido con su novia y se casarían en pocos días iba a visitarla, como solía hacer a diario, ella mientras esperaba su visita estaba majando unos cominitos en la cocina, cerca del corral, y maja que te maja se le escapó un PEO, momento coincidente con el balido de una de las cabra del corral, “BEEEEÉ”. La novia de Manuel lloraba y lloraba desconsolada cuando su madre entró en la cocina, su madre alarmada ante semejante desconsuelo preguntó: Qué ha pasado, hija? Y ella le contó entre sollozos y a trompicones de ansiedad máxima que mientras estaba en la cocina majando unos cominitos para hacerle una suculenta comida a su amado se le había escapado un PEO con tan mala suerte que la cabra, que se había enterado desde el corral, la había amenazado con contárselo a Manué, lo oyó perfectamente, prosiguió la novia de Manuel, la cabra ha dicho: “MANUEEEEÉ” y cuando se lo cuente no va a querer casarse conmigo.
La madre espantada ante tal situación (y ahora es cuando resumo) fue a contarle la trágica escena a su marido quien a su vez fue corriendo a contárselo a sus amigos de dominó con los que se reunía frecuentemente en la tasca, todos estos a su vez lo contaron a sus familias y antes de que Manuel llegara a casa de su novia ya lo sabía toda Mairena (las historias siempre se desarrollaban en Mairena). Cuando por fin llegó Manuel preguntó por qué había tanto revuelo en la casa y en el pueblo y el motivo de las malas caras de su novia y sus futuros suegros, tras largo rato de dubitaciones y de intentos de obviar hablar del tema la que sería su esposa en unos días no tuvo más remedio que confesar el “desliz” y su miedo porque no quisiera llevar a término su compromiso... Manuel, tras unos minutos sin dar crédito a lo que escuchaba, dijo con rotundidad: “Ahí os quedáis todos con las cabras, los majaos y con los peos porque yo con tanto tonto de capirote no paso ni un momento más” y se fue a viajar por el mundo y conocer gente con otra visión de la vida...
Siempre nombramos en mi familia esta historia a la voz de “ESTO ES EL PEO DE MANUÉ!!!” para referirnos a algo sin importancia o fácilmente solucionable que otros pretenden magnificar, bien para amedrentar, dañar o bien porque son alarmistas... etc

MORALEJA1: Aparta a los tontos de capirote que magnifican cualquier “peo” porque finalmente de tanto contarlo terminará pareciendo la peor de las tragedias cuando apenas es algo que mañana quedará en una anécdota de la que seguramente nos reiremos... 
MORALEJA2: A menudo permitimos que nuestros miedos y complejos se apoderen de nosotros idolatrando a quienes son más naturales que nosotros mismos y oímos o vemos cosas que son producto de nuestra propia mente

lunes, 2 de noviembre de 2020

No estamos en guerra


  


 De Sol Acosta Puertas,   colaboradora en contarenbreve. 



Salen los *antisistema* violentos a saquear y destruir, como en las guerras

Como en las guerras, nuestros *confinados* movimientos quedan controlados mientras bolsillos privilegiados alojan *salvoconductos* con renegridos dobleces

Como en las guerras, la gente empieza a pasar hambre entonando silenciosas *nanas a la cebolla*

Surgen reuniones *clandestinas*, como en las guerras, al igual que se vuelve clandestina la economía sumergida, sumergida en un mar de lágrimas

Nuestras *embozadas bocas* no se permiten expresar cariño y, como en las guerras, todo está enrarecido y prima el color gris

Como en las guerras, los pilares de la sociedad, *investigación, educación y sanidad*, cojean considerablemente, tanto que no llevan bastón porque no hay quien se los prescriba

Mientras, *los que mandan* y los que quieren mandar, como siempre, no se ponen de acuerdo y *guerrean* en un “lavado de manos” eterno

Pero, no se preocupen que esto no es una guerra y como todas las NO GUERRAS *pasará* porque “todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar...”

Imaginario

Imaginario
El tiempo y las palabras ayudan a entendernos