viernes, 9 de febrero de 2018

Habitación 214


Microrrelato sobre una cita la noche de San Valentín entre una pareja en la que se produce un giro inesperado cuando aparece una tercera persona.
Días antes de que llegará el 14 de febrero ya andaba nervioso. Sabía que era cada vez más difícil sorprender. Habían pasado tantos años juntos, tantas cenas, tantas dedicatorias y tanta entrega que en esta ocasión no se le ocurría qué diseñar para que la próxima cita fuera un éxito. 

Lo único que tenía claro era el lugar y la hora donde debían encontrarse. Llegarían, como de costumbre, a la cafetería del Hotel Britania a las nueve y treinta de la noche y él dejaría al lado del Vodka que ella pediría las llaves de la habitación. Una vez allí comenzaría la fiesta. 

Se inclinaba esta vez por contratar a un joven artista para que pintara en la atlética espalda de ella uno de esos mandalas que tanto le fascinaban y después, los tres, se lanzarían a lo que surgiera. Seleccionó al mejor candidato y aguardó con ansias que llegara el momento. 

Especialmente vestido y acicalado miró el reloj cuando faltaban escasos dos minutos para que ella llegara y su sorpresa fue total cuando la vio aparecer con Juan, su fiel compañero de departamento y vicerrector de la misma universidad en la que ambos impartían clases de Literatura. 

Guapa como nunca, se acercó a la barra y cogió la tarjeta magnética que abría la habitación 214. La nueva pareja se perdió sin mediar palabra. Él se hundió bebiendo amargos tragos de whisky; su única compañía durante aquella fatídica noche de San Valentín.



Imaginario

Imaginario
El tiempo y las palabras ayudan a entendernos