Mi puerta está cerrada.
Habito en el interior de la casa
donde las palabras se esconden
o me buscan. Se burlan o me aman.
La puerta espera a que llames.
La clave son tus manos,
esas que distraídas
no encuentran el llamador.
Abriré al tercer golpe.
Uno, dos, tres.
Recuerda.