Acuérdate de lanzar mis cenizas al mar cuando la última luz del sol deje la escena y se entregue a otra eterna noche bajo este frío mar que tantas veces nos abrazó. Abandona entonces este incómodo mirador desde donde puse fin al circo de días repletos de impostores payasos. Luego, imprégnate del olor a vida que da el mar y besa el valiente aire de Levante. Haz de saber que yo estaré tras él. Queda tranquilo y no olvides nuestra cita. Esparce con fuerza también la tristeza. Recuerda: mi fuga sólo es un hasta pronto.