Fin de trayecto:
Las manos sucias
la sien cansada y el día que expira.
En el aire, conclusiones sin título transitan las escaleras.
Una vaga voz, similar a tu voz,
me pide ayuda.
Solicita un despido en regla para la tristeza
y un papel protagonista en la aventura.
En la noche:
Sirenas y neones compiten con el imponente skyline de la ciudad.
Dormidos los recursos,
la imaginación me obliga a pensarte.
Tu corazón mendiga pernoctar en la calma de los silencios.
La seda suave de tu cuerpo,
autopista infinita de mis días, me llama en sueños
y yo, acelero el ritmo.
Luego:
Me equivoco adredes en los restos
de un itinerario
que de memoria, noche a noche repito,
recorro,
ilumino.