lunes, 6 de febrero de 2017

Compañera de juego


El armario donde acababa de encerrar a su muñeca escondía un secreto. Su papá le ordenó que no abriera esa puerta porque de hacerlo un olor pestilente inundaría la casa. Es más, le exigió que no visitara la habitación. Aquella tarde jugaba con Lily, su Barbie preferida; tomaban el té pero Lily derramó su taza y la niña se enfadó. Entonces recordó el sitio prohibido y buscó la llave que lo abría, ella conocía todos los secretos de la casa. Encerró a Lily y se topó con una enorme señorita de plástico con una boca muy abierta. Más fea que su Lily sí, pero podría ser una gran compañera de juego. Pensó.

Imaginario

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El tiempo y las palabras ayudan a entendernos